En el mundo de los negocios se suele hablar de las ventajas de conseguir el éxito empresarial que tanto anhelas; o bien, el tema recurrente es cómo lograrlo y cómo alcanzar el punto más alto de tus metas laborales; sin embargo, en pocas ocasiones se habla de los riesgos de perderse a sí mismo en el proceso.
En el camino hacia el éxito se toman decisiones que, de no ser tratadas con prudencia, podrían incluso hacer que olvides tu valía personal por alcanzar un logro económico, político o social, lo cual, irremediablemente termina opacando tu verdadera capacidad y felicidad.
Las experiencias sin duda son el gran maestro en el proceso de aprendizaje que de inicio nos puede cegar, los rasgos obsesivos con el fin de alcanzar un logro parecen ser nuestros grandes aliados y no realmente no es así; la capacidad de logro es un elemento natural que puede sumar cuestiones positivas a nuestra personalidad, pero cuando se convierte en nuestra identidad comienza a ser un gran problema.
La validación de tus decisiones comienza a ser una necesidad y la motivación se vuelve obseción, cruzar la línea te puede llevar incluso a incurrir en el autoengaño, por eso es importante reconocer hasta qué punto tu esfuerzo está traspasando las barreras de lo mentalmente saludable.
Ver por tu negocio implica ver por ti y anteponer tus necesidades al éxito, nadie llega a la cima de forma fácil y rápida, se llega disfrutando cada parte del proceso.